¿Alguna vez has escuchado la historia de la imagen de la Virgen de la Altagracia?
Verás, la hija de un rico comerciante de Higüey hace unos 400 años pidió a su padre que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia. El padre emprendió su búsqueda y había andado muchos lugares buscando, pero, nadie parecía ni siquiera haber escuchado antes sobre esa advocación de María.
Después de tanto andar y andar llegó a Higüey, allí el comerciante decidió pasar la noche en una posada. Cuando estaba cenando, no pudo evitar contarles a los que estaban presentes su tristeza al no dar con la encomienda tan deseada de su hija, que esperaba el regalo de la Virgen con ilusión.
Mientras el comerciante aún estaba hablando, un hombre muy viejo y que tenía una barba muy larga, extrajo de su saco un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al comerciante diciéndole: “Esto es lo que usted busca”
Para sorpresa de todos ¡Era la Virgen de la Altagracia!
Lo más curioso es que al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio, nadie lo conocía tampoco.
El lienzo presentaba la conocida hermosísima imagen de la virgen en el momento de haber dado a luz al Señor Jesús, el cuadro es una representación feliz del misterio de la Maternidad Divina de María. Esa es La Altagracia.
Según la tradición que hasta hoy se cuenta, se dice que el 21 de enero, la hija recibió al comerciante al pie de un árbol de naranjo, en el mismo lugar donde hoy se encuentra el santuario de la Basílica de Higüey.
¡Fue en ese momento cuando la hija del comerciante recibió su deseado obsequio!
Para los católicos esta imagen es muy significativa y sagrada, además, la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia ha tenido el privilegio especial de ser coronada dos veces. En el año 1922 exactamente el 15 de agosto por Pío XI y el 25 de enero de 1979 por el Papa Juan Pablo II, quien le puso personalmente una diadema de plata sobredorada a la imagen.
Se reconoce oficialmente a la Virgen de La Altagracia como la protectora y a la vez reina del corazón de los dominicanos. Muchos dominicanos relatan haber experimentado algún milagro en torno a la imagen de la Virgen de La Altagracia, o por haberles hecho alguna promesa en la Basílica que lleva su nombre.
¿Tienes alguna experiencia o anécdota con ella? ¡Nos gustaría leerla!
Comments